miércoles, 13 de febrero de 2013

Trece de febrero.



¿Por qué me importa una madre lo correcto e incorrecto?, acaso tengo descompuesta esa parte de la moral.

Quiero meterte la lengua y arrastrarte los sabores,
lentamente,
con fruición,
sabiamente recolectar tu savia.

Heureux mercredi des cendres.

viernes, 8 de febrero de 2013

Ocho de febrero.



So slowly…

¿Recuerdas esa canción? Eras luna sin sol, meciéndote suavemente en mis brazos, escapando de una realidad tangible (aunque no menos odiosa), (cantándote: tu marido), (buscándote las nalgas bajo tu delgada falda), masticando tu nombre, acobardándote en la esquina del bar, cuyo nombre no pronunciaré para preservarle la magia.

Berta: qué días tan insanos y extrañamente hermosos.

Cuando vuelvas, pues has de volver, compraré ese negocio para los dos, o al menos lo rentaré una noche de cuartos menguantes.

lunes, 28 de enero de 2013

Veintiocho de enero.


Soy tu infierno, dices.

Te concedo la razón.

Tu olor, la mancha húmeda en tus bragas, tus ojos incendiarios, la piel suntuosa; yo en busca de quemarme en tu labia rasurada. Quiero lamerte la entrepierna, saberte, explorarte el pasado, los amantes, las agresiones, la forma explícita y pornográfica de llevarte al orgasmo. En ese caso, sí: eres mi infierno.

Dispuesto estoy a pagar con mi alma.

Je suis Ale.




lunes, 14 de enero de 2013

Catorce de enero.



Subes y bajas, tu cuello exhibe venas gruesas y azuladas, tu boca rodea, engulle, posee. El catorce de enero es un día bizarro. El rostro mío, que es como una máscara de madera oscura, se enciende dentro de un espejo, es la brasa, aliento de mi pipa. Pasas como película porno frente a mis ojos, siempre te incito. Procuro llevarte al borde y balancearte desde ahí, no te suelto, no te suelto. Me gusta cómo te metes esa verga a la boca, aprecio en realidad tu esfuerzo y pasión, adoro la idea de que seas maleable y dúctil. Vas despertando. 

Nunca supimos en qué pararía esta historia. 

No sabemos detenernos, somos dos perversos que a veces se convierten en tres o cuatro o infinito.

Mis propuestas te resuenan como tambores dentro, cierras los ojos y sonríes de medio lado, aprietas mi brazo del que vas prendida; dices que sí con ese acto. No sé cuánto nos aguante la realidad, no tengo ni una aproximación de cuánto es suficiente, no deseo parar y tú tampoco. 

Hurgo tu sexo en la penumbra, sigues mamando, tu cadera busca el contacto cerrado conmigo. Sigo sin saber dónde parará esta historia. Ahora estamos aquí y estamos bien.


lunes, 7 de enero de 2013

Soy Alex Zmeckye





Caídas, equivocaciones, volteretas, camas extrañas, habitaciones desiertas, pieles desconocidas, sexos mojados. Esta es parte de mi vida en los últimos años. Soy Alexander Zmeckye y con eso me va bastando, más difícil que simple, con un ímpetu que a mis casi cincuenta me hace cometer fechorías de escolar. Soy un loco, eso es un hecho, otro más es que respiro por tres, que siempre hallo la forma de colarme a fortalezas que parecían inexpugnables, que me he vuelto ciudadano del mundo y creyente de nada, pues nunca me he convencido del planeta perfecto.

La belleza es cosa de todos mis días. Camina mis ojos, me llama las manos, busca mi boca, ¿quién sería yo para negarme, para desprenderme de este que soy? 

Queda oficialmente inaugurado este sitio con tanta belleza.